sábado, 6 de julio de 2013
domingo, 2 de junio de 2013
Espacio de Cine "Conociendo a Matsuko"
Hace ya un tiempo vi en la televisión una película que me llamó bastante la atención, se llamaba "Conociendo a Matsuko". Es un film japonés del director Tetsuya Nakashima en el cual cuenta la vida de Matsuko.
La película comienza cuando el sobrino de Matsuko, el cual no sabía de la existencia de su tía, se entera de que ésta ha muerto asesinada. Picado por la curiosidad, decide investigar sobre la vida de ella, descubriendo así la desgraciada vida que llevó a través de los que la conocieron.
Lo que más me gustó de la película fue la manera en la que se narrar una historia tan trágica y triste de un modo tan alegre, como si se tratara de cualquier historia banal sin importancia.
Esta forma peculiar de contar una historia tan profunda, podría dar a pensar en un primer momento que haría perder la fuerza del argumento, desvalorizándolo. Pero según va transcurriendo la película, te das cuenta de que no, que es justo ese toque de contraste el que refuerza la historia haciendo de ésta una película tan especial.
Aquí os dejo alguna de las canciones que salen en la película:
Selma
viernes, 31 de mayo de 2013
martes, 30 de abril de 2013
domingo, 14 de abril de 2013
jueves, 28 de marzo de 2013
domingo, 10 de marzo de 2013
EL LETARGO DE LAS AVELLANAS
Por fin había llegado el momento, llevaba meses preparándome desde que me enteré de que el examen de matemáticas era al día siguiente. Esa tarde hice muchas cosas, pero sin duda la más difícil tuvo lugar cuando mire al libro de mates con desprecio. La mirada me dejó exhausta pero volví a mirarlo una vez más. Juro que nunca antes había estudiado tanto para un examen. Fue un día intenso, un día que recordaría hasta el resto del minuto en el que habían acontecido los hechos.
Al día siguiente, cuando llegó la hora, me apresuré hacia la clase donde se hacía el examen. En la entrada, los alumnos estaban reunidos resolviendo sus últimas dudas. Solemne, me dirigí hacia allí con valor, energía y un sandwich de queso metido en los pantalones. No diré como llego hasta allí, pero allí estaba. Y no pensaba sacarlo. Si lo que no te mata te hace mas fuerte, ese sandwich podría marcar la diferencia entre el aprobado y el suspenso. “Apartaos, tengo un examen que suspender” dije yo y entré como un tío desesperado le entra a una chica sin más posibilidades que las que se le ofrecen. Pero no, desde luego esa no era mi clase. Me había equivocado. El examen se efectuaba en el piso superior. Rauda y veloz me compré un chupachups y fui a clase. Me paré en seco. Yo miraba a la puerta, la puerta me miraba a mí. La bombilla del pasillo nos miraba a ambas, un ciego que pasaba por allí, no nos miró a ninguna. Eso me sentó mal. Entré. Todos estaban perfectamente alineados en círculo haciendo el examen. Me senté allí donde la profesora había depositado un examen para mí. Blanco, completamente blanco. Todos los demás eran exámenes normales, pero el mío no. Entonces lo entendí, era un examen invisible como venganza por haber llegado tarde. Pero si pensaba que me había derrotado lo llevaba claro. Le seguiría el juego, escribiría cosas invisibles. Así pues, me ajusté el sandwich, le saqué la tinta a mi bolígrafo y comencé a “escribir”.
Después de un rato, la profesora se acercó y me dijo sorprendida que ya podía darle la vuelta al examen. Entonces, ante mi se mostró algo todavía peor que un examen invisible. Un examen no invisible. Aún no recuerdo como lo hice, pero acabé el examen. Una semana después la profesora nos dio las notas y para sorpresa de todos, fui la única que aprobó el examen. Todos se acercaron para preguntarme como lo había hecho: “solo una palabra” les dije, “sandwich de queso”. Sí, lo sé. Eran tres, pero habían suspendido matemáticas. ¿Qué mierdas iban a saber? Entonces la profesora rectificó y dijo que se había equivocado. Habían aprobado todos menos yo. CONSPIRACIÓN. Salté por la ventana y atravesé las calles corriendo. Fui a la esquina del mercadona a 0,2 metros de la esquina y a 1 de la carretera en la perfecta alineación con la diagonal que cruza la calle hasta el edificio de la otra acera, me saqué el sandwich de queso y lo tiré con una fuerza casi capaz de aplastar a una hormiga. Completamente desmoralizada, emprendí el camino hacia el instituto. Ayudé a una viejecita a cruzar la calle y luego la tiré a la carretera justo cuando pasaba un coche. Murió. Si quieres un trabajo bien hecho debes hacerlo tú mismo y yo no podía arriesgarme a que esa mujer no muriese. Entré en clase, el mundo se había tornado sombrío y cruel. La oscuridad me rodeaba allí donde fuese. El conserje encendió la luz y me dijo que podía irme ya, que habían terminado las clases. Nunca volví a confiar en un sandwich de queso... nunca. Pero aunque parezca que para vuestra pobre narradora todo fue desdicha y sandwiches traicioneros, al final una pequeña luz alumbró mi vida, porque mientras volvía hacia casa vi algo resplandeciente en el suelo. En efecto, era el envoltorio de un chicle vacío. ¡Plástico gratis! Por fin mi suerte empezaba a cambiar.
Mariel pitufo salvaje
sábado, 26 de enero de 2013
viernes, 18 de enero de 2013
CÓMO DEBE SER
Mariel, subiendo de tono todo aquello que deba ser subido desde tiempos inmemoriales.
miércoles, 9 de enero de 2013
miércoles, 2 de enero de 2013
Fin del mundo
Estamos en Enero del 2013 y lo hemos conseguido, hemos sobrevivido al fin del mundo. Y podremos contarles a nuestros nietos nuestras grandes hazañas:
- ¡He sacado un diez en matemáticas, abuela!
- Eso no es nada, yo sobreviví al fin del mundo
-¡Ala! y ¿cómo pasó?
- Corría el invierno del 2012, el 21 de Diciembre. Era el día previsto según los mayas. Y entonces ocurrió. Nada. Yo estaba en mi casa y no pasó nada. Fue increíble, no sabes lo que es la vida hasta que llega el fin del mundo y no ocurre nada. Recuerdo como luchábamos por sentarnos en el sofá a ver la tele y caminábamos tranquilos por la calle. No estoy segura, pero creo que después de mover el pie izquierdo... movíamos el derecho. Eso sí que fue pasarlo mal y que nadie te engañe.
- ¡Es increíble!
Hemos sobrevivido, al igual que sobrevivimos cuando llegamos al óvulo, somos héroes y jamás nos lo podrán arrebatar.
Mariel, veterana de las catástrofes
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